Fuente: lne.es.- Francisco Fernández-Ávila (Madrid, 4-8-1995), Curro para los amigos, es uno de los pocos foráneos de un Asturhockey muy de casa. Y, sin embargo, está totalmente implicado con el proyecto. Deportivamente disfruta con la progresión del equipo y en lo personal está encantado en Asturias: «A los tres días de llegar, ya me sentía como en casa». Por todo eso, Curro vivió como un sueño el ascenso a la OK Liga y también sufre con reveses como el del sábado ante el Vic, cuando el Asturhockey perdió un partido que parecía ganado.
«Empecé a jugar en el equipo de mi colegio, el Santa María del Pilar y después, en mi último año de junior, pasé al Rivas Las Lagunas. Ahí, en un campeonato de España, me echó el ojo David Miranda». Así resume Curro Fernández su trayectoria deportiva y el origen de su llegada a Grado. No pudo ser en el 2015, pero un año después atendió la llamada de Miranda: «Me localizó a la vuelta de las vacaciones, un 14 de agosto. No le costó convencerme porque siempre me había apetecido jugar en Grado, aunque ya no estaba el Areces».
Curro Fernández podría haberlo intentando en un equipo catalán, pero prefirió Grado: «Para mí era más fácil venir a Asturias porque la vida es más barata. Y la gente de aquí siempre me pareció muy agradable. Ya que el hockey no mueve dinero prioricé la comodidad». Quince meses después, esas primeras sensaciones se han confirmado: «No sólo estoy a gusto con mis compañeros. También tengo muy buena relación con los padres de los niños a los que entreno, con la afición y con gente de otros clubes de Asturias».
Al margen de los gastos de alojamiento y comida, Curro Fernández tiene unos ingresos extras por entrenar a un equipo de categorías inferiores. «El Asturhockey es un club muy joven, en pleno crecimiento, y que está haciendo las cosas muy bien». Además de las ocupaciones deportivas, este año se ha matriculado en Derecho en la Universidad de Oviedo.
Miranda aseguró que Curro Fernández había sido «un descubrimiento» la pasada temporada, algo que el madrileño considera lógico: «Cuando hablaba con mis compañeros tenían una imagen mía de cuando jugaba en El Pilar, y el Areces ganaba los dos partidos. Mi primera temporada aquí fue muy buena, en parte porque el equipo no tuvo malas rachas, siempre arriba. En realidad, tanto mis compañeros como yo estuvimos por encima de nuestras posibilidades».
«Ahora estamos demostrando que podemos competir», añade Fernández-Ávila, aunque consciente de que la OK Liga está a otro nivel. Lo comprobaron el pasado sábado en su cancha, cuando perdieron un partido que dominaban por 3-2 y contra un rival en inferioridad numérica: «Me lo quiero tomar como algo anecdótico, para aprender. Jugamos como un equipo grande para remontar el 0-2 inicial. Cuando lo conseguimos pasaron ciertas cosas, más allá del arbitraje, y no supimos controlar las emociones del partido».
El jugador madrileño se refiere a las dos faltas consecutivas que concedieron al Vic un lanzamiento directo y la posibilidad de empatar: «Quizá en un momento determinado nos perjudicaron, pero también debemos de reflexionar. Quizá no eran falta, pero yo, que cometí la décima, me planteo que no debí de dar a los árbitros ni opción a la duda».
Así que Curro Fernández propone pasar página: «No podemos bajar los brazos. Vamos en la jornada 7, si pensamos en estas cosas no disfrutaremos de los partidos y esto se nos va a hacer muy largo. Confío en las posibilidades del equipo. Cuando queden cinco o seis jornadas sabremos a qué atenernos».