
Fuente: elpais.com.- Anna Casarramona y la selección española femenina de hockey patines se quedaron el pasado 13 de octubre con la miel en los labios. El techo del pabellón donde se disputaba la final del Europeo entre Portugal y España se levantó por el huracán Leslie cuando faltaban 1:45 para el final, con el marcador a favor del combinado español por 2 a 3. El partido se suspendió.
Este jueves, 19 días después, el equipo español disputó el tiempo restante y confirmó la medalla de oro con un gol final (2-4) de Casarramona. «Quería quitarme el partido de encima», admite la jugadora del Manlleu en conversación con EL PAÍS desde su casa.
¿Qué es más raro, jugar un partido tan corto o una final tan larga?
Ambas son extrañas. Es un partido muy largo. Estuvimos casi 20 días sin terminar el partido, y esto se hace duro. No pudimos cerrar el Europeo y costaba.
¿Cómo se prepara una jugadora para disputar 01:45 minutos?
El calentamiento ya fue diferente, mucho más largo: hicimos minipartidos de 4 minutos de cuatro contra cuatro para entrar mucho más adaptadas. Y sobre la pista tuvimos que adaptarnos para no cometer la décima falta [implica una falta directa]: vigilar, pero a la vez sin ofrecer espacios. Pero los técnicos anticiparon todo lo que podía suceder, y eso nos tranquilizó.
Los sorprendió un recibimiento tan frío en Portugal?
Es verdad que su calentamiento era muy diferente al nuestro y no había demasiado público… es lo que hay. Nosotros llegamos muy concentradas en lo que teníamos que hacer y no nos fijamos mucho en ellas.
¿Cómo se lleva la espera de tantos días para jugar una final tan corta?
Intentas relajarte y ponerte pequeños retos en el club: miras de aparcar la selección, disfrutar de los entrenamientos con el equipo, fijarte en los partidos de Liga los fines de semana… Esto nos ha dado vida y evita que pienses tanto en el mismo. Tenía ansiedad por terminar el partido y creo que el resto de jugadoras también. Con Berta [Busquets] decíamos: «Necesitamos terminar el partido!». Saber que tienes el Europeo a tocar, pero sin la recompensa, da rabia, porque lo habíamos trabajado mucho. Queríamos haber jugado antes.
La final comenzó con boolling cuando teníais vosotros la posesión y con un solo árbitro en la pista cuando tiene que haber dos.
Fue muy extraño. El hockey es muy rápido y un árbitro no puede ver todo, por muy bueno que sea. No nos gustó. Porque el hockey crezca, hay que cambiar eso, no puede suceder.
El Comité Europeo amenazó a dejar el título desierto si las federaciones no se ponían de acuerdo para encontrar una fecha.
Al principio nos asustó porque nos habría quedado un sabor agridulce, por todo lo que hemos trabajado, pero las dos federaciones querían disputar el partido y no hubo problema.
Todo lo que ha sucedido duplica el valor del campeonato?
Es diferente. Esto es algo único, que no había sucedido nunca. Ahora lo vives como si te hubieras quitado un peso de encima. Cada día pensaba que tenía que ir a Portugal a disputar la final de la competición.
¿Cuántas veces habíais suspendido un partido por un huracán?
(Risas) Creo que nunca.
¿Le asustó vivir el Leslie en Portugal?
Es que yo no sabía que el problema inicial con las luces era por el huracán! La primera vez que se apagaron en el pabellón, creí que era por un problema técnico. Un minuto después, volvieron a apagarse y se escuchó un ruido fuerte. Pero lo que más me sorprendió fue ver que el público iba de las gradas. Yo pensaba: «y donde, ahora?». Hasta que me dijeron «Anna, que cae el techo, metámonos en el vestuario». Y nos metimos todos: entrenadores, jugadoras, familiares… Lo siento por la familia, porque vienen por verte, y se encuentran con el huracán. Algunos tuvieron que volver en coche y perdieron un día de trabajo. Todo fue un lío.
El huracán, la suspensión, una final de 1: 45… han ayudado a poner el foco mediático sobre el hockey femenino?
Sí. Todo nos ha ayudado mucho. El año pasado fuimos campeonas del mundo en China, y nadie nos recibió en el aeropuerto. Esta vez, cuando volvimos del Europeo, por primera vez tres o cuatro televisiones, radios… todo nos sorprendió. Decíamos: «y esto?». El huracán dio morbo y nosotros tratamos de aprovecharlo para divulgar el deporte. Hace muchos años que estamos al más alto nivel, ganando, y es agradecido que ahora nos conozcan.
¿Cuando falta para que el deporte femenino tenga la misma repercusión que el masculino?
Buf! Mucho, la verdad es que mucho. Estamos muy lejos. Pero poco a poco desde dentro tratamos de cambiarlo. Nos formamos y nos estamos convirtiendo en entrenadores para que el hockey femenino sea un espectáculo.
En su Twitter escribe: «La revolución será feminista o no será»
Sí, lo pienso así. El deporte es un reflejo de la sociedad. Esta discriminación la vivimos las deportistas, pero también las actrices y muchas mujeres en sus ámbitos.
¿De qué vive una campeona de Europa?
De ilusión y motivación. Busco trabajo como profesora de educación física. Actualmente trabajo de monitora de comedor en una escuela y soy entrenadora y coordinadora en la base en mi club, el Manlleu.