Hoy sale en la edición de Gijon de La Nueva España, este artículo sobre Luchi Agudo, jugadora del Biesca Gijón y de la selección Argentina.
Fuente: Lne.es
JORGE JUNQUERA Luchi Agudo (Argentina, 1990) tiene dos personalidades. Una en la pista de hockey y otra fuera
de ella. En la primera es veloz, descarada, dotada de una técnica exquisita y con un enorme carácter ganador, pero una vez que se descalza los patines se convierte en una chica tímida a la que no le gustan nada las entrevistas y menos los halagos. No le queda más remedio que acostumbrarse a unas y otros.
Luchi acaba de proclamarse campeona del mundo de hockey sobre patines con la selección argentina, campeonato en el que además fue elegida como la mejor jugadora. Apenas un par de meses antes ya había sido designada como la mejor de la OK Liga en votación realizada por los entrenadores y las capitanas de todos los equipos. La argentina es pieza clave en el Biesca Gijón, club en el que juega desde hace dos temporadas y en el que su concurso ha sido decisivo en los últimos títulos.
Agudo llegó a Gijón en septiembre de 2008 de la mano de Fernando Sierra, que la venía siguiendo desde hacía tiempo. La primera vez que el técnico del Biesca la vio fue en el Campeonato del Mundo de Chile de 2006. Luchi tenía 16 años, pero un desparpajo que llamó la atención del entrenador gijonés. Tiempo después, y con el Biesca Gijón creciendo cada año, sus responsables decidieron apostar por aquella joven argentina. Los contactos de Fernando Sierra con los padres de Luchi siempre fueron muy cordiales y desde un primer momento se preocuparon más por las condiciones que iba a tener aquí, qué tipo de ciudad era Gijón y qué club el Biesca antes de cuánto iba a cobrar. Sierra recuerda una frase de Miguel, el padre de Luchi: «Ustedes quieren llevarse una jugadora de hockey, pero lo que yo les entrego es a mi hija, por favor, tengan eso muy en cuenta». El entrenador y los padres congeniaron en seguida porque, en palabras del propio Fernando, «tienen una manera de ver las cosas muy similar a la filosofía del Biesca». Y Luchi viajó a Gijón.
Durante el primer año de estancia en la ciudad sus padres vinieron a verla y a comprobar personalmente que su hija estuviese en buenas condiciones, aunque ya estaban mucho más tranquilos porque su hija les decía que estaba muy contenta.
Su primera temporada en el Biesca fue de adaptación y, aunque su rendimiento fue bueno, la explosión sobrevino la temporada pasada, cuando la marcha de Natasha Lee le llevó a asumir más responsabilidades. Hoy se siente como una gijonesa más. «Cuando marcho echo de menos a la gente de aquí», reconoce. Luchi comparte piso con las otras dos foráneas del Biesca Gijón, Christina Klein y Marta Soler, este año va a empezar a estudiar en la Laboral el curso de Técnico de Actividades Físicas y Animación Deportiva y, seguramente, seguirá entrenando a alguno de los equipos inferiores del club, como ya hizo la temporada pasada.
Como jugadora destaca en el último pase, que, según Sierra, suele ser medio gol. En pista es muy inteligente y muy habilidosa con el stick, una especie de Messi con patines, capaz de desarbolar a las rivales con un quiebro o una genialidad técnica. En las dos temporadas que lleva en el Biesca Gijón ha tenido una gran progresión -algo a lo que también contribuye la edad-, entiende mejor el juego colectivo, se posiciona mejor en pista que cuando llegó y, sobre todo, ha mejorado considerablemente en el aspecto defensivo.
Cualquiera que la vea en la cancha en seguida se da cuenta de lo gran jugadora que es, pero los que la tratan a menudo también pueden atestiguar que, además, es una chica humilde y dispuesta a aprender en cada entrenamiento. Nunca tiene un mal gesto ni una mala palabra, cuando se la cambia no se enfada, sino que pregunta el motivo del cambio, qué es lo que estaba haciendo mal, y está dispuesta a trabajar para ser mejor cada día.
Mejorar su palmarés va a resultar complicado. A sus 20 años ya es campeona del mundo con Argentina, selección con la que también ha logrado dos medallas de bronce en otros tantos mundiales, lleva dos Copas de Europa y una OK Liga con el Biesca Gijón, una Copa América y una Copa Panamericana, además de los reconocimientos individuales como mejor jugadora de la Liga española y del último Campeonato del Mundo.
Luchi durante años compaginó el hockey sobre patines con el de hierba, del que también es una consumada jugadora. En Argentina por el verano solía participar en alguna competición, e incluso aquí, en Gijón, fue tentada por varios clubes, pero por el momento se quiere dedicar por entero al hockey rodado. Una elección que no puede ser más acertada.